19 de mayo de 2011

Tal día como hoy... 19 de mayo


Hoy se cumplen 93 años de la muerte del piloto franco-estadounidense Raoul Lufbery. Gervais como primer nombre de pila y nacido en 1885, su padre era estadounidense mientras que su madre era francesa. Ya de pequeño quedó al cuidado de sus abuelos aunque pronto marcharía en busca de aventura y con ansia de viajar para conocer mundo. Parece comprobado que sus pasos le llevaron a los Balcanes y Turquía, así como a varias localizaciones del norte de África, principalmente a Egipto, a donde volvería años después una vez que se puso a trabajar con el piloto galo Marc Pourpe, al que conoció en Indochina y con el que continuaría su periplo mundial visitando países asiáticos como India, China y Japón.  Tres años atrás, con 22 años de edad, se alistó en el Ejército estadounidense, en el que permanecería hasta 1909. 


Al estallar la Gran Guerra ambos se encontraban en Francia. Pourpe se alistó de inmediato en el Servicio Aéreo francés pero aún teniendo madre francesa Lufbery contaba con pasaporte estadounidense, con lo que no tuvo más remedio que hacer lo propio en la Legión Extranjera, si bien se le permitió acudir al frente como mecánico personal de Pourpe. Cuando el piloto francés cayó en diciembre de ese primer año de conflicto, Lufbery, conocedor de los aparatos y habiendo volado, solicitó ser piloto y obtuvo el pertinente permiso. Tras un breve adiestramiento aéreo pasó a ser designado como observador en un biplaza, aunque no tardó en poder ponerse a los mandos de su propio aparato. 

Cuando en 1916 se creó la Américaine Escuadrilla, Lufbery entró a formar parte de ella a partir de mayo al ser la unidad de voluntarios estadounidenses que, una vez en Francia, se habían alistado en el servicio aéreo, aunque es bien cierto que la mayor parte de pilotos estadounidenses que partició en la guerra lo hizo en el Royal Flying Corps. Ante las protestas alemanas por lo que entendían era una participación clara de Estados Unidos en el conflicto, se le cambió el nombre a la unidad por el que ha pasado a la historia y es realmente conocido: la Escuadrilla Lafayette, en honor al marqués de La Fayette, símbolo para los estadounidenses de la ayuda francesa en su guerra de la independencia. En la N124 pilotó Nieuport 17 y comenzaron con él sus victorias aéreas. La primera de ellas tuvo lugar el 30 de julio al derribar un biplaza alemán, lo que se repetiría al día siguiente y de forma heróica pues se lanzó en solitario contra cuatro aparatos enemigos, de los que pudo derribar a uno huyendo el resto.Lufbery acabó 1916 con seis victorias y obteniendo por ello la Legión de Honor francesa. 


El resto de sus 16 victorias totales las obtuvo durante el año siguiente. Sus compañeros de escuadrilla lo apreciaban y valoraban en mucho su capacidad a los mandos del Nieuport. Era un piloto valiente y con grandes dosis de arrojo. Fue él quien adoptó a la que a la postre sería una de las mascotas de la escuadrilla, el cachorro de león al que bautizó como Whisky, el otro se llamaría Soda. El nombre no era en vano pues, al igual que a muchos miembros de la N124, le gustaba en bastante el alcohol. Como nota curiosa hay que mencionar que a él se le atribuye el cóctel Francés 75 que combina ginebra y champán y cuyo nombre se le dio por el cañón de artillería galo de 75 mm. Así mismo, Lufbery es el creador de la táctica aérea defensiva que lleva su nombre, el círculo Lufbery. La cosa es bien simple pero mortal de necesidad. Los aparatos volaban en círculos ascendentes buscándose la cola entre ellos para, al mismo tiempo que ganaban altitud, protegerse la cola. Aún hoy hay quien duda de que fuese el inventor, lo mismo que le pasa a Max Immelmann con la maniobra que se le atribuye, pero mientras no se demuestre lo contrario seguirá llamándose círculo Lufbery.

Douglas McMonagle y Lufbery (tumbado) jugando con Whisky. Al fondo el otro cachorro, Soda.

Con los Estados Unidos ya en la guerra, la experiencia y el carisma de Lufbery fueron requeridos por T.F. Dodd, general del servicio aéreo estadounidense, para que se convirtiera en instructor del escuadrón 94º, el del Sombrero en el Anillo, llamado así por el distintivo del fuselaje de sus aparatos. Dichos aviones fueron Nieuport 28, ya superados entonces por los SPAD y precisamente por eso no queridos por los franceses con lo que fueron entregados a la Fuerza Expedicionaria de los Estados Unidos.  Allí, el por entonces ya mayor Lufbery, tendría bajo sus órdenes al que luego sería gran as estadounidense Edward Rickenbacker. A pesar de las dificultades con los suministros y la escasez de munición, Lufbery logró dos nuevas victorias en abril que no le fueron otorgadas al no poder confirmarse los derribos. No obstante poco más podría hacer ya que no pudo disfrutar mucho tiempo de su labor en el 94º. En la mañana de aquel 19 de mayo de 1918 protagonizaría su última pelea de perros. 

Lufbery regresaba de una escapadita en motocicleta cuando observó como un Albatros alemán que fotografiaba la zona del aeródromo de la escuadrilla había sido interceptado por uno de sus pilotos que había despegado a toda prisa con tal objetivo. No obstante el piloto estadounidense se hallaba en problemas, parecía tener problemas con las ametralladoras y el cazador se convertía en presa. Sin pensarlo dos veces aceleró su motocicleta hasta su avión, saltó a él y despegó. No pregúntó por el estado del aparato, ni por las municiones que portaba, una única idea pasaba por su cabeza: derribar el avión alemán y salvar la situación. Se ha afirmado que el no contar aún con victorias desde que se encontraba en el 94º unido a la frustración por los dos derribos no confirmados por haber caído los aparatos en el lado alemán pudieron hacerle querer correr al combate. Lo cierto es que no fue una decisión acertada el hacerlo de forma tan precipitada. Apenas unas ráfagas contra el enemigo y se le encasquilló el arma. Mientras se apuraba por solventar el revés, mantenía la distancia y maniobraba para impedir ser alcanzado por el aparato enemigo. Justo cuando de nuevo comenzaron a funcionarle las Vickers su Nieuport 28 comenzó a arder alcanzado por el Albatros. Lufbery comenzó a volar recto por lo que todos en tierra se temieron lo peor, peroeso no llegaría hasta unos segundos después cuando el cuerpo del piloto se precipitó hacia tierra ante el grito apagado de los miembros del escuadrón, impotentes ante lo que contemplaban. Es imposible saber si se tiró o se cayó. referencias a las propias palabras de Lufbery aún en vida defendiendo la posibilidad de contener e incluso apagar un incendio en pleno vuelo maniobrando podrían defender la tesis de la caída, mientras que otros argumentan que quizás pensó en acertar a caer sobre un pequeño arroyo en la posición donde se encontraba al norte de Nancy. Esto último se antoja harto improbable habida cuenta de la altitud (entre 200 y 300 metros en ese momento) y la velocidad del Nieuport 28 (unos 120 km/h.). Quizás la desesperación ante una muerte quemado le hiciese saltar pero perfectamente pudo caerse mientras trataba de apagar el fuego. 


Tanto Estados Unidos como Francia lloraron la pérdida del as. Lufbery se había convertido por méritos propios en un emblema y en líder indiscutible de sus compañeros. Su experiencia transmitida sirvió a otros pilotos para mejorar y ser dignos sucesores, como es el caso del mencionado Rickenbacker. Lufbery fue en primera instancia enterrado con honores en un funeral multitudinario en el cementerio francés para pilotos de Sebastopol, pero posteriormente su cuerpo fue trasladado al Memorial Lafayette creado en París en honor de la unidad. 


3 aportaciones:

Firebrand TF dijo...

Interesante artículo. La verdad es que de Lufbery sólo conocía el nombre. Todo un personaje.

Chisco dijo...

Gracias, compañero.

Firebrand TF dijo...

De nada, hay que reconocer cuando algo mola ;-)

Publicar un comentario